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- Hernia Discal Dorsal -

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La hernia discal dorsal es una condición en la que parte del disco intervertebral de la región torácica (dorsal) se desplaza de su posición normal, pudiendo comprimir la médula espinal o raíces nerviosas. Aunque menos frecuente que las hernias cervicales o lumbares, las hernias dorsales pueden causar síntomas graves debido a la proximidad con la médula espinal. Esta página ofrece información educativa sobre esta patología, sus causas, diagnóstico y opciones de tratamiento disponibles en Las Palmas de Gran Canaria.

 ¿Qué es la hernia discal dorsal?


 Una hernia discal dorsal ocurre cuando el núcleo pulposo (parte central) de un disco intervertebral en la columna torácica protruye a través del anillo fibroso (capa externa), pudiendo comprimir estructuras nerviosas cercanas. La columna dorsal está compuesta por 12 vértebras (T1-T12) y es menos móvil que otras regiones de la columna.


Las hernias discales dorsales se clasifican según:

  • Grado de desplazamiento: Protrusión (disco abombado sin ruptura), extrusión (material discal atraviesa el anillo fibroso) o secuestro (fragmento libre en el canal).
  • Localización: Central, paracentral, foraminal o extraforaminal.
  • Nivel afectado: Desde T1-T2 hasta T11-T12, siendo más frecuentes en la región dorsal baja.


La particularidad de las hernias dorsales radica en su menor incidencia (solo 0.5-4% de todas las hernias discales) y en la gravedad potencial de sus síntomas debido a la estrechez del canal espinal torácico y la proximidad con la médula espinal.

Más información sobre tratamientos
Imagen de hernia discal dorsal
Causas de hernia discal dorsal

Causas y factores de riesgo de la hernia discal dorsal

Las hernias discales dorsales pueden desarrollarse por diversos factores, aunque son menos frecuentes que en otras regiones de la columna debido a la estabilidad proporcionada por las costillas:


  • Traumatismos: Accidentes de tráfico, caídas o lesiones deportivas con rotación o compresión torácica.
  • Degeneración discal: El envejecimiento natural provoca pérdida de hidratación y elasticidad en los discos intervertebrales.
  • Factores genéticos: Predisposición hereditaria a desarrollar problemas discales.
  • Actividades laborales: Trabajos que implican levantamiento de cargas, movimientos repetitivos o vibraciones constantes.
  • Escoliosis: Las deformidades de la columna pueden aumentar el estrés sobre ciertos discos.


A diferencia de las hernias lumbares o cervicales, las hernias dorsales raramente se producen por microtraumatismos repetitivos, siendo más frecuente su aparición tras eventos traumáticos significativos o en presencia de patología preexistente de la columna.

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Síntomas y diagnóstico de la hernia discal dorsal


 Los síntomas varían según la localización y el grado de compresión, pudiendo incluir:

  • Dolor en banda alrededor del tórax (dolor radicular)
  • Dolor interescapular o en la espalda media
  • Debilidad en las piernas
  • Alteraciones en la marcha
  • Entumecimiento u hormigueo por debajo del nivel de la lesión
  • Disfunción intestinal o vesical (en casos graves)
  • Síntomas de mielopatía (afectación medular)


 El diagnóstico se realiza mediante:

  • Resonancia magnética (RM): Método de elección que permite visualizar con detalle la hernia y su relación con estructuras neurales.
  • Tomografía computarizada (TC): Útil para evaluar cambios óseos asociados.
  • Electromiografía (EMG): Evalúa la función de nervios y músculos afectados.
  • Mielografía: Ocasionalmente utilizada cuando no es posible realizar RM.


Es fundamental un diagnóstico preciso, ya que los síntomas de hernia discal dorsal pueden confundirse con otras patologías como problemas cardíacos, pleurales o abdominales, especialmente cuando el dolor es de tipo radicular en banda.

Resolver dudas sobre diagnóstico
Diagnóstico de hernia discal dorsal
Tratamiento de hernia discal dorsal

Opciones de tratamiento para la hernia discal dorsal

El tratamiento de la hernia discal dorsal debe ser individualizado, considerando la gravedad de los síntomas, el grado de compresión neural y las características del paciente. Las opciones incluyen:

Tratamiento conservador

Indicado en casos leves a moderados sin déficit neurológico progresivo:

  • Reposo relativo: Limitación temporal de actividades que exacerban el dolor.
  • Farmacoterapia: Analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares.
  • Fisioterapia: Ejercicios de fortalecimiento y estabilización.
  • Infiltraciones epidurales: Inyección de corticosteroides para reducir inflamación.

Tratamiento quirúrgico

Considerado en casos con déficit neurológico progresivo, dolor intratable o síndrome de compresión medular:

  • Discectomía torácica: Extracción del material herniado mediante abordaje posterior.
  • Toracoscopia: Técnica mínimamente invasiva para acceder a la columna dorsal.
  • Costotransversectomía: Abordaje lateral para hernias específicas.
  • Fusión vertebral: En casos de inestabilidad asociada.

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Pronóstico y resultados de la hernia discal dorsal

Los resultados varían según la gravedad de la hernia y el abordaje terapéutico

75%
Tratamiento conservador

Aproximadamente el 75% de pacientes responde favorablemente al tratamiento no quirúrgico en 6-12 semanas.

85%
Éxito quirúrgico

La cirugía muestra resultados satisfactorios en el 85% de casos seleccionados adecuadamente.

10%
Recurrencia

La tasa de recurrencia tras cirugía es aproximadamente del 10%, menor que en hernias lumbares.

95%
Recuperación

La intervención temprana en casos de déficit neurológico permite una recuperación completa en hasta el 95% de los casos.

Complicaciones de la hernia discal dorsal

Posibles efectos asociados a la patología y su tratamiento

Síndrome de compresión medular

Debido a la estrechez del canal espinal torácico, existe riesgo de compresión medular que puede provocar déficits neurológicos graves, incluyendo paraparesia o paraplejia.

Dolor crónico

Aproximadamente un 20% de los pacientes pueden desarrollar dolor crónico a pesar del tratamiento, requiriendo manejo multidisciplinar a largo plazo.

Complicaciones quirúrgicas

Las intervenciones en la columna dorsal conllevan riesgos específicos como neumotórax, lesión medular, inestabilidad vertebral o infección, aunque son infrecuentes en manos expertas.

Preguntas frecuentes sobre hernia discal dorsal

Resolvemos las dudas más comunes de nuestros pacientes sobre esta patología

Las hernias discales dorsales son menos comunes (representan solo el 0.5-4% de todas las hernias discales) debido a la mayor estabilidad de la columna torácica. Esta estabilidad se debe a la conexión con las costillas y el esternón, que limita la movilidad y reduce el estrés sobre los discos intervertebrales. Además, los discos dorsales soportan menos carga axial en comparación con los discos lumbares.

La cirugía se considera necesaria en los siguientes casos: 1) Presencia de déficit neurológico progresivo, como debilidad en las piernas o alteraciones en el control de esfínteres; 2) Dolor intratable que no responde a tratamiento conservador tras 6-12 semanas; 3) Evidencia de compresión medular significativa en estudios de imagen; 4) Mielopatía (afectación de la médula espinal) con síntomas como alteraciones en la marcha o pérdida de destreza manual. La decisión quirúrgica siempre debe ser individualizada y basada en una evaluación completa.

Con una hernia discal dorsal diagnosticada, se recomienda evitar: 1) Actividades que impliquen rotación o flexión forzada del tronco; 2) Levantamiento de objetos pesados; 3) Deportes de contacto o de alto impacto; 4) Posiciones mantenidas durante largos períodos, especialmente con la espalda flexionada; 5) Actividades que provoquen vibración constante en la columna. Es importante seguir las recomendaciones específicas de su médico, ya que las restricciones pueden variar según la gravedad de la hernia y su ubicación exacta.

El dolor de una hernia discal dorsal suele caracterizarse por: 1) Distribución en "banda" alrededor del tórax, siguiendo el dermatoma afectado; 2) Empeoramiento con ciertos movimientos de la columna; 3) Posible irradiación hacia el pecho o abdomen; 4) Asociación con síntomas neurológicos como hormigueo o entumecimiento. A diferencia del dolor cardíaco, no suele relacionarse con el esfuerzo físico ni aliviarse con nitroglicerina. El dolor pleurítico se modifica con la respiración, mientras que el dolor abdominal tiene relación con la ingesta. Un diagnóstico diferencial adecuado es fundamental, especialmente cuando el dolor se localiza en el lado izquierdo del tórax.

La recuperación tras una cirugía de hernia discal dorsal varía según la técnica utilizada y la condición previa del paciente. Generalmente, la hospitalización dura entre 2-5 días. La recuperación inicial requiere 2-4 semanas de actividad limitada. La reincorporación a actividades laborales sedentarias suele ser posible a las 4-6 semanas, mientras que trabajos físicamente demandantes pueden requerir 3-6 meses. La rehabilitación física es fundamental y puede extenderse durante 2-3 meses. La recuperación completa, incluyendo la resolución de síntomas residuales, puede llevar hasta 12 meses en algunos casos, especialmente si existía déficit neurológico previo a la cirugía.

Dr. Kevin Armas - Neurocirujano especialista en hernia discal dorsal

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El Dr. Kevin Armas es un neurocirujano con amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de patologías de columna vertebral en Las Palmas de Gran Canaria. Su enfoque multidisciplinar y técnicas avanzadas buscan ofrecer la mejor calidad de vida a sus pacientes con hernias discales dorsales.