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- Hematoma Subdural -

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El hematoma subdural es una acumulación de sangre entre la duramadre (la capa más externa de las meninges) y la aracnoides (la capa media). Puede desarrollarse tras un traumatismo craneoencefálico o de forma espontánea, especialmente en personas con factores de riesgo predisponentes. Esta afección constituye una causa importante de morbilidad y mortalidad neurológica, representando aproximadamente el 20-25% de los traumatismos craneoencefálicos graves. Esta página ofrece información educativa sobre los hematomas subdurales, su diagnóstico y las opciones de tratamiento disponibles en Las Palmas de Gran Canaria.

 ¿Qué es un hematoma subdural?


 Un hematoma subdural es una acumulación de sangre entre la duramadre (la capa más externa de las meninges) y la aracnoides (la capa media que envuelve al cerebro). A diferencia del hematoma epidural, que se forma entre el cráneo y la duramadre, el hematoma subdural se sitúa por debajo de esta membrana.


Los hematomas subdurales se clasifican según su tiempo de evolución en:

  • Hematoma subdural agudo: Aparece en las primeras 72 horas tras el traumatismo y suele ser consecuencia de un impacto de alta energía.
  • Hematoma subdural subagudo: Se desarrolla entre 3 días y 2-3 semanas después del traumatismo.
  • Hematoma subdural crónico: Se forma lentamente a lo largo de semanas o incluso meses, pudiendo originarse tras traumatismos leves, especialmente en ancianos o pacientes con factores de riesgo.


La mayoría de los hematomas subdurales se producen por la ruptura de venas puente que conectan la superficie cerebral con los senos venosos durales, provocando una hemorragia en el espacio subdural.

Más información sobre traumatismos craneales
Imagen de hematoma subdural
Ilustración de causas de hematoma subdural

Causas y factores de riesgo del hematoma subdural

Las principales causas y factores de riesgo asociados a los hematomas subdurales incluyen:


  • Traumatismo craneoencefálico: Desde traumatismos graves (accidentes de tráfico, caídas de altura) hasta traumatismos menores en personas con factores predisponentes.
  • Edad avanzada: El envejecimiento produce atrofia cerebral, aumentando el espacio entre el cerebro y el cráneo y tensando las venas puente, lo que las hace más vulnerables a la ruptura.
  • Tratamiento anticoagulante o antiagregante: Fármacos como warfarina, heparina, aspirina o clopidogrel aumentan significativamente el riesgo de sangrado.
  • Alcoholismo crónico: Produce atrofia cerebral y alteraciones en la coagulación.
  • Coagulopatías: Trastornos congénitos o adquiridos de la coagulación sanguínea.
  • Derivaciones ventriculoperitoneal: La reducción rápida de la presión intracraneal puede provocar la rotura de venas puente.


En los pacientes ancianos, los hematomas subdurales crónicos pueden desarrollarse tras traumatismos tan leves que el paciente ni siquiera los recuerda, lo que dificulta el diagnóstico y retrasa el tratamiento.

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Síntomas y diagnóstico del hematoma subdural


 Los síntomas varían según el tipo de hematoma subdural:

  • Hematoma subdural agudo: Deterioro rápido del nivel de consciencia, dilatación pupilar, déficit motor contralateral, aumento de la presión intracraneal y, en casos graves, herniación cerebral con compromiso vital.
  • Hematoma subdural crónico: Síntomas insidiosos como cefalea persistente, cambios sutiles de personalidad, confusión progresiva, dificultades de equilibrio o marcha, debilidad en extremidades, deterioro cognitivo o lenguaje incoherente, pudiendo confundirse con demencia o accidente cerebrovascular.


 El diagnóstico se basa en:

  • Tomografía computarizada (TC) craneal: Técnica de elección que muestra una colección hiperdensa (en fase aguda) o hipodensa/isodensa (en fase crónica) con forma de semiluna adaptada a la superficie cerebral.
  • Resonancia magnética (RM): Más sensible que la TC, especialmente para hematomas isocuénicos o en fases subagudas y crónicas, y para evaluar lesiones asociadas.
  • Evaluación neurológica: Valoración del nivel de consciencia (escala de Glasgow), exploración de pares craneales, respuestas motoras y sensitivas.


Es fundamental un alto índice de sospecha en poblaciones de riesgo, especialmente ancianos que presentan deterioro neurológico progresivo incluso tras traumatismos aparentemente triviales.

Resolver dudas sobre diagnóstico
Diagnóstico de hematoma subdural
Tratamiento quirúrgico de hematoma subdural

Opciones de tratamiento para hematoma subdural

El tratamiento del hematoma subdural depende de su tamaño, cronicidad, severidad de los síntomas y estado general del paciente. Las principales opciones incluyen:

Tratamiento quirúrgico

El Dr. Kevin Armas emplea técnicas neuroquirúrgicas avanzadas adaptadas a cada tipo de hematoma:

  • Craneotomía: Especialmente indicada en hematomas subdurales agudos. Implica la apertura temporal del cráneo para evacuar el coágulo y controlar el sangrado activo.
  • Trépanos o agujeros de trépano: Técnica menos invasiva que consiste en realizar pequeñas perforaciones en el cráneo para drenar el hematoma, preferida para hematomas subdurales crónicos.
  • Drenaje subdural: En algunos casos de hematoma subdural crónico, se coloca un pequeño catéter a través del agujero de trépano para facilitar el drenaje continuo durante 24-48 horas.
  • Craniectomía descompresiva: En casos con importante edema cerebral e hipertensión intracraneal refractaria, puede ser necesario retirar temporalmente parte del cráneo.

Tratamiento conservador

En hematomas pequeños, asintomáticos o en pacientes con alto riesgo quirúrgico, puede optarse por un seguimiento estrecho con control de síntomas y neuroimagen seriada. Este enfoque incluye:

  • Control de la hipertensión intracraneal
  • Reversión de anticoagulantes o antiagregantes
  • Monitorización neurológica estricta
  • Tratamiento de las convulsiones si aparecen

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Pronóstico y factores determinantes

Los resultados clínicos varían significativamente según múltiples factores

50-90%
Recuperación en crónicos

Los hematomas subdurales crónicos presentan tasas de recuperación funcional entre el 50-90% tras el tratamiento quirúrgico adecuado.

40-60%
Mortalidad en agudos

Los hematomas subdurales agudos tienen una mortalidad del 40-60% incluso con tratamiento óptimo, siendo especialmente graves en ancianos o pacientes con comorbilidades.

10-20%
Recurrencia

La tasa de recurrencia tras la evacuación quirúrgica de hematomas subdurales crónicos se sitúa entre el 10-20%, requiriendo reintervención en algunos casos.

Factores que influyen en el pronóstico

Diversos elementos determinan la evolución y recuperación del paciente

Tiempo hasta el tratamiento

La intervención rápida, especialmente en hematomas subdurales agudos, es crucial para limitar el daño cerebral secundario. Cada hora cuenta en la evolución neurológica.

Estado neurológico inicial

La puntuación en la escala de Glasgow al ingreso es el predictor más potente del resultado. Pacientes con GCS>8 tienen un pronóstico significativamente mejor.

Edad y comorbilidades

La edad avanzada y la presencia de comorbilidades como hipertensión, diabetes, cardiopatías o trastornos de coagulación empeoran significativamente el pronóstico.

Preguntas frecuentes sobre hematoma subdural

Resolvemos las dudas más comunes de nuestros pacientes sobre esta patología

La principal diferencia radica en el tiempo de evolución y la presentación clínica. El hematoma subdural agudo se desarrolla rápidamente tras un traumatismo (menos de 72 horas), suele asociarse a lesiones graves, y presenta síntomas severos que evolucionan rápidamente (alteración de consciencia, déficits neurológicos). El hematoma subdural crónico se desarrolla lentamente a lo largo de semanas o meses, puede originarse tras traumatismos menores o incluso imperceptibles, y presenta síntomas progresivos e insidiosos (cefalea, cambios de personalidad, confusión). También difieren en su aspecto radiológico y abordaje terapéutico, siendo los agudos generalmente más graves y con peor pronóstico.

Los ancianos son especialmente vulnerables por varios factores: 1) Atrofia cerebral asociada al envejecimiento, que aumenta el espacio entre el cerebro y el cráneo y pone en tensión las venas puente; 2) Mayor fragilidad vascular, que facilita la ruptura de vasos con traumatismos menores; 3) Uso frecuente de anticoagulantes o antiagregantes por patologías cardiovasculares; 4) Mayor propensión a caídas por trastornos del equilibrio o debilidad muscular; 5) Disminución de la capacidad de compensación cerebral ante lesiones. Por estos motivos, incluso traumatismos triviales pueden provocar hematomas subdurales significativos en esta población, y su diagnóstico puede retrasarse por la presentación clínica atípica y la confusión con procesos degenerativos.

Generalmente, sí. La reversión de la anticoagulación es prioritaria para evitar la expansión del hematoma. En pacientes con hematoma subdural que toman anticoagulantes como warfarina, se administra vitamina K y/o concentrados de complejo protrombínico para normalizar rápidamente la coagulación. Para anticoagulantes directos (dabigatrán, rivaroxabán, etc.) existen antídotos específicos o protocolos de reversión. Con los antiagregantes como aspirina o clopidogrel, puede considerarse la transfusión de plaquetas en casos graves o pre-quirúrgicos. Esta decisión siempre debe balancear el riesgo de sangrado intracraneal frente al riesgo trombótico por la suspensión, especialmente en pacientes con prótesis valvulares mecánicas o trombosis reciente.

La recuperación tras la evacuación quirúrgica de un hematoma subdural varía significativamente según el tipo de hematoma, estado neurológico previo, edad y comorbilidades. En hematomas subdurales crónicos, muchos pacientes experimentan mejoría notable en las primeras 24-48 horas tras la cirugía, con recuperación completa en 4-6 semanas. En casos agudos, la recuperación puede ser más prolongada y variable, requiriendo rehabilitación neurológica intensiva durante meses. Algunos pacientes, especialmente ancianos, pueden no recuperar completamente su estado neurológico basal. El seguimiento postoperatorio incluye neuroimagen de control y evaluación neurológica periódica para detectar complicaciones como recurrencias (10-20%), que pueden requerir reintervención.

Aunque no pueden prevenirse completamente, existen medidas para reducir el riesgo: 1) Prevenir caídas en ancianos mediante evaluación del hogar, programas de ejercicio para mejorar el equilibrio, revisión de la medicación y corrección de déficits visuales; 2) Usar sistemas de protección adecuados en vehículos y actividades de riesgo; 3) Monitorización cuidadosa en pacientes anticoagulados, manteniendo los niveles terapéuticos sin sobredosificación; 4) Evitar el consumo excesivo de alcohol; 5) Seguimiento neurológico estrecho tras traumatismos craneales, especialmente en poblaciones de riesgo; 6) En pacientes con alto riesgo de sangrado, valorar cuidadosamente el balance riesgo-beneficio de la anticoagulación. Estas medidas son particularmente importantes en ancianos y pacientes con terapias antitrombóticas.

Dr. Kevin Armas - Neurocirujano especialista en traumatismos craneales

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El Dr. Kevin Armas es un neurocirujano con amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de hematomas subdurales y otras lesiones traumáticas cerebrales en Las Palmas de Gran Canaria. Ante cualquier síntoma neurológico tras un traumatismo, incluso leve, es fundamental la evaluación por un especialista, especialmente en personas mayores o con factores de riesgo.